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Documento BOE-A-2000-11967

Resolución de 19 de mayo de 2000, del Consejo Insular de Mallorca (Illes Balears), por la que se hace pública la incoación del expediente del bien de interés cultural con categoría de monumento a favor de Can Domenech, Alcúdia.

Publicado en:
«BOE» núm. 151, de 24 de junio de 2000, páginas 22511 a 22512 (2 págs.)
Sección:
III. Otras disposiciones
Departamento:
Administración Local
Referencia:
BOE-A-2000-11967

TEXTO ORIGINAL

La Comisión del Patrimonio Histórico de Mallorca, en su reunión de 6 de abril de 2000, acordó, por unanimidad:

I. Incoar expediente de declaración de bien de interés cultural, con categoría de monumento, a favor de Can Domenech, Alcúdia, cuya descripción y elementos singularmente protegidos figuran en el anexo del presente acuerdo.

II. Suspender la tramitación de las licencias municipales de parcelación, edificación o derribo en la zona afectada y, también, la suspensión del efecto de las licencias ya concedidas. Cualquier obra que deba realizarse en el inmueble afectado por la incoación deberá ser previamente autorizada por la Comisión de Patrimonio Histórico de Mallorca.

Esta suspensión dependerá de la resolución o de la caducidad del procedimiento.

El acuerdo de declaración se deberá adoptar en el término máximo de un año, a partir de la fecha de inicio del procedimiento, el cual caducará si una vez transcurrido este término se solicitase el archivo de las actuaciones y si en los sesenta días siguientes no se dicta resolución.

Caducado el procedimiento no se podrá volver a iniciar hasta que haya transcurrido un año, excepto si lo solicita el titular del bien.

III. Notificar esta Resolución a los interesados, al Ayuntamiento de Alcúdia y al Gobierno de las Illes Balears.

IV. Publicar este acuerdo de incoación en el «Boletín Oficial de las Illes Balears» y en el «Boletín Oficial del Estado», así como comunicarlo al Registro Insular de Bienes de Interés Cultural de Mallorca, al Registro de Bienes de Interés Cultural de las Illes Balears y al Registro General del Estado.

Palma de Mallorca, 19 de mayo de 2000.–La Presidenta, María Antònia Munar i Riutort.

ANEXO

1. La Fundación Bryant

El interés de William J. Bryant por la arqueología y el mundo antiguo de España surgió a partir de sus estancias en Tarragona a partir del año 1931, donde realizó diferente trabajos de investigación arqueológica. Años después visitó Mallorca y se mostró muy interesado en el estudio de Pollentia, así como por otros yacimientos de la isla, comenzando a concebir la idea de crear un centro arqueológico permanente donde arqueólogos españoles y americanos pudiesen trabajar y publicar conjuntamente.

La Fundación, durante los años cincuenta, subvencionó campañas de excavación a Sa Tanca, Can Corró, la Necrópolis de Son Real, en S’Illa des Porros y en el Teatro Romano de Pollentia.

En 1953 la Fundación William L. Bryant compró en Alcúdia el casal Can Domenech, con espacio suficiente para albergar un museo, una biblioteca, un estudio y habitaciones para arqueólogos e investigadores.

El año 1957 la Dirección General de Bellas Artes concedió a la Fundación Bryant los permisos para excavar en Pollentia, bajo la dirección de Lluis Pericot, Catedrático de Historia de la Universidad de Barcelona, que delegó el trabajo de la excavación en Miguel Tarradell Mateu, Catedrático de Arqueología de Valencia. El colaborador americano seleccionado por la Fundación fue Daniel E. Woods, Profesor de Nueva York, gran conocedor del mundo clásico español a través de su tarea como arqueólogo o como traductor para el «American Journal of Archeology» de obras como las de García Bellido.

Esta actividad arqueológica iniciada por la Fundación el año 1957 es contemplada, por la escasa historiografía de la arqueología mallorquina, como un referente muy importante. En este sentido son significativas las palabras de Guillem Rosselló Bordoy cuando, hablando de la creación del Centro Arqueológico Hispanoamericano, escribe: «El hecho fundamental estribaba en que por primera vez los investigadores universitarios destinaban de modo sistemático sus esfuerzos al estudio del pasado de Mallorca».

La labor científica realizada por la fundación no se limitó a la realización de excavaciones, sino que se planteó la remodelación y enriquecimiento de los fondos del Museo Arqueológico Municipal de Alcùdia, que contaba con los fondos de la excavación de Can Fanals, a través de la aportación de los materiales hallados en las diferentes campañas arqueológicas que fue desarrollando la Fundación. Este museo funcionó como tal desde 1953 hasta la creación del Museo monográfico de Pollentia en 1987, quedando tan ligado al municipio que aún hoy los alcudienses, al referirse a Can Domenech lo hacen como «Es Museu».

También inició la compra de fincas de Pollentia, bien directamente, como en el caso del Teatro Romano, o participando en la compra de Sa Portella por parte del Ayuntamiento de Alcúdia, de manera que las excavaciones se pudiesen plantear desde una óptica más sistemática y científica y no como hasta ese momento, que se hacían de manera temporal y no sistemática.

Estas actividades hicieron de Can Domenech un foco de primer orden en la investigación científica y como foro de debate de la metodología arqueológica, al mismo tiempo que iniciaba el proceso de formación de becarios españoles y americanos para formar un plantel de investigadores que a lo largo de las siguientes décadas enriquecieron la arqueología balear.

La cantidad y calidad de los investigadores, ligados de una manera u otra a este casal, se hace del todo patente en nombres como Doctor Lluís Pericot, Doctor Marín Almagre, Doctor Antoni Arribas, Doctor Miquel Tarradell, Doctora Glòria Trías, Doctor Guillem Rosselló Bordoy, etc. Encontramos pues a los que, sin lugar a dudas, se pueden considerar como los padres de la arqueología moderna, no sólo en Mallorca sino en el conjunto del Estado. La continuación de estas tareas iniciadas desde la Fundación se encuentra hoy en día en todos aquellos que, ligados de alguna manera a las tareas de la Fundación, se han convertido en jóvenes Catedráticos y Profesores de Universidad dirigiendo en muchos casos Departamentos de Prehistoria y Arqueología de muchas Universidades españolas.

La Fundación también se constituyó en un foro de debate e investigación internacional con la participación de investigadores como Woward Conford de University of Haverford, Norman Doanges de Darmouth College, Doris Taylor del Weathon College, Steven Kooper, William Waldren de Oxford University, Harold Mattingly de University of Leeds y un largo etcétera, cuya presencia no hace si no confirmar la importancia que en estos últimos cincuenta años ha tenido la sede del Centro Arqueológico Hispanoamericano de Can Domenech de Alcúdia.

2. Can Domenech

Como ya hemos señalado, en 1953 la Fundación Bryant adquirió en el centro del término municipal de Alcúdia un gran casal que le permitiese llevar adelante sus proyectos.

Can Domench, situado en la calle Albellons (antes calle General Goded, 7), es uno de los edificios representativos del grupo social conocido por «Mà Major» de Alcúdia. Tiene sus orígenes en época gótica, del que quedan escasos vestigios. La casa pertenecía a finales del siglo XV a la familia Marquet, pero con el matrimonio celebrado en 1600 entre Joana Marquet y Joan Domenech Serra el casal pasó a esta rama de la familia Domenech, que realizó diferentes reformas.

Arquitectónicamente destaca la fachada principal, de planta baja, planta noble y porche. El acceso principal, situado en el centro de dicha fachada, es un portal de grandes dimensiones con arco de medio punto. La distribución de las ventanas de la planta baja no es simétrica, pero sí lo es en la planta noble, con cuatro ventanales de piedra arenisca y vidrieras emplomadas. El porche cuenta con seis ventanas rectangulares de proporción vertical. Tres ventanucos abocinados indican la presencia de un semisótano.

El cuerpo principal consta de dos vertientes, que en la planta baja se separan por un arco de medio punto rebajado, arco que se vuelve a repetir en el lateral derecho de cada crujía. Al lado derecho se sitúa la escalera de acceso a las plantas superiores. En este espacio de la planta baja se encuentran algunos elementos arquitectónicos característicos de este tipo de construcciones, como el suelo empedrado para el paso de los animales o el artesonado.

El casal, cuando pasó a ser sede de la Fundación, se reformó para adecuar los espacios a las nuevas necesidades. Esta remodelación se encargó al Arquitecto Josep Ferragut. Las reformas consistieron en convertir la planta baja en sede del Museo Municipal, el salón del piso principal como biblioteca y estudio, así como espacios para arqueólogos. En el piso superior se crearon espacios para becarios.

Pese a estas reformas interiores aún quedan restos visibles de lo que fue un gran casal mallorquín, destacando la fachada, la entrada con los arcos, el artesonado y la bodega con los elementos definitorios, siendo el único ejemplo de bodega independiente de la vivienda principal que queda en el núcleo de Alcúdia

Entre los accesorios de Can Domenech que se han de tener en cuenta cabe mencionar los escudos de las murallas medievales de Alcúdia, una puerta y ventana renacentista allí recolocadas y el archivo de la familia Domenech, uno de los archivos de «Mà Major», que puede ayudar a conocer, con mayor exactitud, aspectos de la historia social de la ruralía mallorquina, así como aspectos genealógicos, demográficos, toponímicos o de la evolución de la propiedad y la estructura social.

3. Otras figuras de protección actualmente existentes

Can Domenech se encuentra en el área del Conjunto Histórico de Alcúdia declarado el 20 de julio de 1974 por el Decreto 2141/1974. En las Normas Subsidiarias de Alcúdia aprobadas el año 1997, aparece registrado con el número 1 en los edificios de interés histórico artístico.

4. Delimitación del área declarada bien de interés cultural y entorno de protección

El área declarada bien de interés cultural es el propio inmueble. Por lo que respecta a la delimitación del entorno de protección, se entiende que es coincidente con el propio bien de interés cultural, dado que se encuentra en el conjunto histórico, entendiendo con ello que es suficiente la protección que esto le confiere, por lo que no parece necesario afectar más suelo urbano con un entorno de protección mayor.

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